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lunes, 8 de octubre de 2012

El canciller Almagro en su discurso ante la Asamblea General de la ONU menciona al pueblo saharau


El canciller Luis Almagro llevó la representación de Uruguay en el discurso pronunciado el sábado 29 de setiembre en la 67ª Asamblea General de Naciones Unidas. Su intervención fue una reafirmación de los principios de derecho internacional, a la vez que incluyó un pronunciamiento sobre los principales temas de la actualidad mundial.

Sus primeros conceptos implicaron una reafirmación decidida del “respeto y la promoción del Estado de Derecho, tanto a nivel nacional como a nivel internacional, como dos caras de la misma moneda, la cual tiene en el bienestar de los individuos su última razón de ser”. En ese cuadro destacó el principio de la igualdad jurídica de los Estados. “Es precisamente por respeto a este principio –aseveró- que nuestro país rechaza cualquier medida coercitiva unilateral o extraterritorial que contravenga las reglas del derecho internacional y los principios de la Carta de la ONU, cuyo ejemplo contemporáneo más claro es el embargo injustamente impuesto contra la República de Cuba”.
Expresó luego que en virtud del derecho a la libre determinación de los pueblos “Uruguay reitera su anhelo de que pueda alcanzarse una solución pacífica justa, duradera y mutuamente aceptable para el Sahara Occidental, con base en el Derecho Internacional, las Resoluciones de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, respetuosa de los derechos humanos y la voluntad del pueblo saharaui”.
La vocación de paz sostenida por Uruguay en todas las épocas fue otra de las claves del discurso, que se remontó en sus antecedentes hasta su participación en la Conferencia de La Haya en 1907. La unió al concepto de construir democracias de verdad, lo que en nuestra región ha sufrido graves amenazas como lo demuestran los hechos acaecidos en Ecuador y en Paraguay.
A este respecto manifestó: “El intento de golpe de estado en Ecuador y la ruptura del orden democrático en Paraguay, muestran que los gobiernos de cambio se han visto afectados en el desarrollo de sus políticas. El estado de derecho y la democracia no son valores adquiridos, sino que deben defenderse cada día como bienes preciados”. Y más adelante: “Hechos recientes como los sucedidos en el Paraguay nos demuestran que el Estado de Derecho todavía está sujeto a acechanzas y que a pesar de los avances realizados en términos de institucionalidad democrática en todas nuestras naciones, la amenaza a la plena vigencia de los derechos fundamentales y de los valores democráticos aún persisten. Esto representa un gran desafío a nuestra vocación de fortalecer la integración y el desarrollo entre nuestros países, poniendo como condición necesaria e ineludible la defensa del estado de derecho y el orden democrático”.
Cabe destacar un hecho posterior al discurso del canciller uruguayo. Consiste en que los países integrantes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) rechazaron la presencia de una delegación de los golpistas paraguayos en una reunión convocada en Nueva York al margen de la Asamblea General de la ONU. Los representantes del gobierno espurio de Francisco Franco intentaron ingresar y participar en la reunión. Los delegados de los demás países (son 33, ya que Estados Unidos y Canadá quedaron fuera de la CELAC) se retiraron de la sala y la reunión quedó sin efecto, evidenciándose una vez más el aislamiento del actual gobierno paraguayo en el contexto continental.
En una visión panorámica sobre la actualidad mundial, señaló que “los países poderosos aún hoy amenazan o intervienen en otros Estados”, y que “no hemos logrado que los miles de millones de pobres resuelvan sus necesidades básicas, ni les hemos asegurado programas de salud, de educación, de vivienda o de empleo”. Aludió al tema de la inserción internacional de Uruguay, que está en función de alcanzar los objetivos básicos de “eliminar la pobreza, lograr la justicia social y fundamentalmente consolidar una educación de primer nivel”. Esto requiere, entre otras cosas, “la reducción y eliminación de las distorsiones que actualmente obstaculizan los intercambios comerciales, especialmente los subsidios agrícolas, los apoyos internos y otras medidas proteccionistas que no permiten que el comercio internacional pueda constituirse en un factor que contribuya a superar la crisis financiera internacional que actualmente afecta a la economía mundial”.
Condenó asimismo las violaciones a los derechos humanos que se están produciendo en Siria y Libia, donde “la situación se ha degradado y los padecimientos de la población civil se han tornado intolerables”. Abogó por una solución pacífica, en estos términos: “Toda violencia debe detenerse de inmediato y es necesario que se abra un proceso de diálogo hacia soluciones pacíficas. Uruguay apoya el rol mediador de las Naciones Unidas, encuadrado en un estricto respeto del orden internacional y de los principios de la Carta de esta organización”.
Se pronunció por la eliminación de las armas nucleares: “Uruguay espera que la comunidad internacional pueda dar pasos efectivos hacia la eliminación de las armas nucleares y compromete su esfuerzo para disipar esta terrible amenaza que aún pesa sobre la humanidad”. A la vez se pronunció a favor de un tratado que regule el comercio de armas, que afecta gravemente a los países de América Latina y el Caribe. Destacó el papel de las misiones de paz, entre ellas la MINUSTAH en Haití, de la cual el Uruguay es uno de los principales contribuyentes.
Un extenso capítulo de su exposición estuvo dedicado al tema de los derechos humanos. Consideró que en ese terreno la cooperación de Uruguay con el sistema internacional ha alcanzado uno de sus niveles más elevados. Nuestro país integra el Consejo de Derechos Humanos de manera ininterrumpida desde su creación en 2006 y ejerce su presidencia durante el período 2011-2012. En ese lapso se ha expresado con voz clara en relación de graves violaciones de los derechos humanos, limpieza étnica, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra. “Desde el año 2002 Uruguay es parte del Estatuto de Roma y adoptó una ley que puede considerarse como un modelo de cooperación con la Corte Penal Internacional”.
Este tema fue vinculado a las políticas de desarrollo y al combate frontal contra la pobreza y la indigencia, que a su vez son generadoras de inestabilidad e inseguridad. Señaló que Uruguay ha emprendido “un combate frontal y decidido de estos flagelos, dándole absoluta prioridad a esta gestión. Tan solo en el último año, nuestro país ha logrado reducir la pobreza de 18,6% al 13,7% y la indigencia de 1,1% a 0,5%”.
En su opinión, también constituye una prioridad la lucha contra los efectos adversos del cambio climático, que resulta clave para la consecución de un desarrollo sostenible.
En el tramo final de su discurso, el canciller Almagro reiteró los principios que han animado la actuación del Uruguay en el organismo internacional, a saber, “la plena vigencia de los principios del Derecho Internacional, las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas y un fuerte compromiso con la causa de la paz, la solución pacífica de las controversias y el multilateralismo. Este es el principal objetivo que ha perseguido Uruguay en el proceso de construcción de las Naciones Unidas, en tanto uno de sus miembros fundadores, así como a través de su participación en las actividades de la Asamblea General”.
Culminó expresando el anhelo de Uruguay de integrar el Consejo de Seguridad de la ONU, como miembro no permanente, en un próximo período. Expresó: “Es nuestra aspiración continuar en este empeño desde el Consejo de Seguridad, en el caso de que nuestro país resulte electo como miembro no permanente de este órgano para el período 2016-2017, tal como es nuestra aspiración”.
Sus primeros conceptos implicaron una reafirmación decidida del “respeto y la promoción del Estado de Derecho, tanto a nivel nacional como a nivel internacional, como dos caras de la misma moneda, la cual tiene en el bienestar de los individuos su última razón de ser”. En ese cuadro destacó el principio de la igualdad jurídica de los Estados. “Es precisamente por respeto a este principio –aseveró- que nuestro país rechaza cualquier medida coercitiva unilateral o extraterritorial que contravenga las reglas del derecho internacional y los principios de la Carta de la ONU, cuyo ejemplo contemporáneo más claro es el embargo injustamente impuesto contra la República de Cuba”.
Expresó luego que en virtud del derecho a la libre determinación de los pueblos “Uruguay reitera su anhelo de que pueda alcanzarse una solución pacífica justa, duradera y mutuamente aceptable para el Sahara Occidental, con base en el Derecho Internacional, las Resoluciones de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, respetuosa de los derechos humanos y la voluntad del pueblo saharaui”.
La vocación de paz sostenida por Uruguay en todas las épocas fue otra de las claves del discurso, que se remontó en sus antecedentes hasta su participación en la Conferencia de La Haya en 1907. La unió al concepto de construir democracias de verdad, lo que en nuestra región ha sufrido graves amenazas como lo demuestran los hechos acaecidos en Ecuador y en Paraguay.
A este respecto manifestó: “El intento de golpe de estado en Ecuador y la ruptura del orden democrático en Paraguay, muestran que los gobiernos de cambio se han visto afectados en el desarrollo de sus políticas. El estado de derecho y la democracia no son valores adquiridos, sino que deben defenderse cada día como bienes preciados”. Y más adelante: “Hechos recientes como los sucedidos en el Paraguay nos demuestran que el Estado de Derecho todavía está sujeto a acechanzas y que a pesar de los avances realizados en términos de institucionalidad democrática en todas nuestras naciones, la amenaza a la plena vigencia de los derechos fundamentales y de los valores democráticos aún persisten. Esto representa un gran desafío a nuestra vocación de fortalecer la integración y el desarrollo entre nuestros países, poniendo como condición necesaria e ineludible la defensa del estado de derecho y el orden democrático”.
Cabe destacar un hecho posterior al discurso del canciller uruguayo. Consiste en que los países integrantes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) rechazaron la presencia de una delegación de los golpistas paraguayos en una reunión convocada en Nueva York al margen de la Asamblea General de la ONU. Los representantes del gobierno espurio de Francisco Franco intentaron ingresar y participar en la reunión. Los delegados de los demás países (son 33, ya que Estados Unidos y Canadá quedaron fuera de la CELAC) se retiraron de la sala y la reunión quedó sin efecto, evidenciándose una vez más el aislamiento del actual gobierno paraguayo en el contexto continental.
En una visión panorámica sobre la actualidad mundial, señaló que “los países poderosos aún hoy amenazan o intervienen en otros Estados”, y que “no hemos logrado que los miles de millones de pobres resuelvan sus necesidades básicas, ni les hemos asegurado programas de salud, de educación, de vivienda o de empleo”. Aludió al tema de la inserción internacional de Uruguay, que está en función de alcanzar los objetivos básicos de “eliminar la pobreza, lograr la justicia social y fundamentalmente consolidar una educación de primer nivel”. Esto requiere, entre otras cosas, “la reducción y eliminación de las distorsiones que actualmente obstaculizan los intercambios comerciales, especialmente los subsidios agrícolas, los apoyos internos y otras medidas proteccionistas que no permiten que el comercio internacional pueda constituirse en un factor que contribuya a superar la crisis financiera internacional que actualmente afecta a la economía mundial”.
Condenó asimismo las violaciones a los derechos humanos que se están produciendo en Siria y Libia, donde “la situación se ha degradado y los padecimientos de la población civil se han tornado intolerables”. Abogó por una solución pacífica, en estos términos: “Toda violencia debe detenerse de inmediato y es necesario que se abra un proceso de diálogo hacia soluciones pacíficas. Uruguay apoya el rol mediador de las Naciones Unidas, encuadrado en un estricto respeto del orden internacional y de los principios de la Carta de esta organización”.
Se pronunció por la eliminación de las armas nucleares: “Uruguay espera que la comunidad internacional pueda dar pasos efectivos hacia la eliminación de las armas nucleares y compromete su esfuerzo para disipar esta terrible amenaza que aún pesa sobre la humanidad”. A la vez se pronunció a favor de un tratado que regule el comercio de armas, que afecta gravemente a los países de América Latina y el Caribe. Destacó el papel de las misiones de paz, entre ellas la MINUSTAH en Haití, de la cual el Uruguay es uno de los principales contribuyentes.
Un extenso capítulo de su exposición estuvo dedicado al tema de los derechos humanos. Consideró que en ese terreno la cooperación de Uruguay con el sistema internacional ha alcanzado uno de sus niveles más elevados. Nuestro país integra el Consejo de Derechos Humanos de manera ininterrumpida desde su creación en 2006 y ejerce su presidencia durante el período 2011-2012. En ese lapso se ha expresado con voz clara en relación de graves violaciones de los derechos humanos, limpieza étnica, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra. “Desde el año 2002 Uruguay es parte del Estatuto de Roma y adoptó una ley que puede considerarse como un modelo de cooperación con la Corte Penal Internacional”.
Este tema fue vinculado a las políticas de desarrollo y al combate frontal contra la pobreza y la indigencia, que a su vez son generadoras de inestabilidad e inseguridad. Señaló que Uruguay ha emprendido “un combate frontal y decidido de estos flagelos, dándole absoluta prioridad a esta gestión. Tan solo en el último año, nuestro país ha logrado reducir la pobreza de 18,6% al 13,7% y la indigencia de 1,1% a 0,5%”.
En su opinión, también constituye una prioridad la lucha contra los efectos adversos del cambio climático, que resulta clave para la consecución de un desarrollo sostenible.
En el tramo final de su discurso, el canciller Almagro reiteró los principios que han animado la actuación del Uruguay en el organismo internacional, a saber, “la plena vigencia de los principios del Derecho Internacional, las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas y un fuerte compromiso con la causa de la paz, la solución pacífica de las controversias y el multilateralismo. Este es el principal objetivo que ha perseguido Uruguay en el proceso de construcción de las Naciones Unidas, en tanto uno de sus miembros fundadores, así como a través de su participación en las actividades de la Asamblea General”.
Culminó expresando el anhelo de Uruguay de integrar el Consejo de Seguridad de la ONU, como miembro no permanente, en un próximo período. Expresó: “Es nuestra aspiración continuar en este empeño desde el Consejo de Seguridad, en el caso de que nuestro país resulte electo como miembro no permanente de este órgano para el período 2016-2017, tal como es nuestra aspiración”.

Por Niko Schvarz (*)