viernes, 14 de diciembre de 2012

Intervención del joven saharaui Abderrahman Mohamed Sidi en la II Jornada de Diáspora Africana en Europa


Foto: II Jornada de Diáspora Africana en Europa:

Buenos días señoras y señores participantes.

Es para mí un honor compartir está II Jornada con vosotros en nombre del pueblo africano del Sahara Occidental,  para alzar la voz de nuestra madre África, África, que lleva siglos sangrando y padeciendo las secuelas de una mala colonización, empezando por la creación de unas fronteras imaginarias que han separado, no solo a regiones naturales, sino, también a familias para finalizar con una desgarradora descolonización. 

El tema no es la colonización de África, su descolonización o, mucho menos, las fronteras. Sin embargo hay que destacar que el tema que tocaremos es una de las consecuencias de tal hecho.

Sin embargo, si nos detenemos a mirar estos procesos acaecidos siglos atrás, que, independientemente de las numerosas luchas que han llevado estos pueblos para poder independizarse como estados, y que ha dejado tras de sí tantísimas muertes y abandonos, ya no solo de familias, o incluso pueblos, sino de estados enteros, como es el caso del Sáhara, podemos advertir ciertos resquicios negativos culturales tales como la discriminación entre los propios pueblos africanos, fruto del clasismo colonial: personas que, según su color de piel más oscuro o menos, se enfrentan a mayores o menores prejuicios en Sudáfrica, es un claro ejemplo de ésto, a pesar de la superación del apartheid.

LOS REFUGIADOS:

De acuerdo con la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, un refugiado es una persona que "debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores no quiera regresar a él". ACNUR

En África, como en el resto del mundo hay diferentes tipos de refugiados entre los cuales encontramos a grupos que no están reflejados en la Convención de Ginebra, ya que hay situaciones en las que se ven obligados a salir de sus hogares a causa de desastres ambientales o intereses económicos.

Podemos encontrar además, todo tipo de refugiados: refugiados de guerras, de opiniones políticas, por motivos religiosos y étnicos, etc.

Según la ACNUR hay más de 10 millones de afectados en 2009, si le sumamos un aumento considerable en estos últimos 3 años a causa: de la guerra y separación de Sudán, la guerra en Libia y otros conflictos políticos que llevan décadas sin resolverse por falta de un compromiso y voluntad por parte de las Naciones Unidas,  como es el caso en el Sáhara Occidental.
Sin embargo, ser refugiado no es un sinónimo de África nada más, sino en todo el mundo, y para concretar haremos hincapié en los refugiados en Europa, destino de muchos que huyen del horror y de su color de piel, en busca de un lugar en el cual olvidarse de las pesadillas y buscar una vida mejor atravesando muchos obstáculos para alcanzar el paraíso de la  “Liberté, légalité, fraternité”.
Una vez en el paraíso, aparecen los demonios del infierno deteniendo, maltratando y encarcelando a muchos indocumentados y refugiados. En muchas ocasiones les deniegan el asilo político y son repatriados a sus países, desconociendo el paradero final de muchos de ellos. Hecho que hace que países europeos sean cómplices, o peor aún, verdugos.
 A día de hoy hay miles de refugiados en los países europeos que sufren el maltrato, la injusticia y el desprecio por parte de las autoridades europeas, ya sea en centros de acogida o desconocidos en las calles viviendo en condiciones infrahumanas para ser Europa. No se puede tolerar una política que solo busca intereses, un refugiado por su naturaleza es rechazado y si tiene alguna particularidad o interés para ellos es legalizado y nacionalizado y ejemplo para ellos.
Y ejemplo de todo ésto ya ni siquiera es la repatriación en sí, sino la segregación dentro de la legalidad: personas con los papeles en regla y supuestamente aceptados como una ciudadano más en su país, se encuentra con diversos problemas en su vida diaria derivados de la misma legalidad: una persona con el certificado de residencia de un país no tiene los mismos derechos que una que tiene la nacionalidad, y esto se ve reflejado tanto en ayudas estudiantiles, como en una mayor exigencia de documentos a la hora de cumplimentar una solicitud o simplemente, a la hora de algo tan normal como buscar un trabajo. A esto hemos de añadirle ya no solo la parte legal, que de por sí es la más demostrable, sino el ambiente sutil de discriminación en la inserción a la sociedad: varios de los países europeos más adelantados y dueños de las leyes más avanzadas y progresistas en cuanto a la inmigración, acogen a personas extranjeras, o bien como refugiados, y por lo tanto se les aparta de la sociedad para aislarlos en el ámbito humanitario, o bien, si se tratan como inmigrantes en regla, se les restringe de forma tácita a empleos que los propios ciudadanos del país no quieren ejercer; campos tales como la hostelería. Sin embargo, como comentábamos, el propio país se expone como ejemplo de una política avanzada y humanitaria, haciendo que la conciencia de muchos quede tranquila pensando que se hace algo por personas procedentes de países menos favorecidos, cuando además han sido los países desarrollados los culpables.
Dada la situación económica actual, pedimos una acción más humana que defienda los derechos de todas las personas que han venido de lejos con la única ilusión de poder vivir en paz y disfrutar de la libertad que en sus territorios de origen les ha sido arrebatada, ya no apelando a la integridad humana, sino a la justicia que el mismo ser humano ha ideado, redactado y hecho de ella una legalidad.
Exigimos a las Naciones Unidas y a la Unión Europea velar por el cumplimiento con sus normas y eliminar todas las barreras que alimentan el odio y el choque de las civilizaciones, siendo el desprecio de los refugiados un factor, ya que esa es  la función por la que se creó.
Del mismo modo exigimos que ayuden a resolver todos los conflictos para que haya armonía y un futuro mejor para todos los seres humanos que habitamos este mundo: pues la especie humana engloba a los ya 8000 millones de habitantes en el planeta, no solo a un 10 por ciento.
Por último, quiero hacer un reconocimiento a todas las personas y organizaciones que luchan día a día para que reine la igualdad y para que no haya ningún refugiado ni oprimido en el mundo, además de agradecer nuevamente a todos los organizadores de este magistral evento: ya no por el contenido y calidad de las ponencias, que también, pero sobretodo por el afán que ha promovido este evento y los que seguirán organizándose:  la lucha por los marginados en parte guiada por ese amor incondicional a África, sinónimo de la TIERRA. 


ABDERRAHMAN MOHAMED SIDI
OVIEDO, 12/12/2012
II Jornada de Diáspora Africana en Europa:
Buenos días señoras y señores participantes.

Es para mí un honor compartir está II Jornada con vosotros nombre del pueblo africano del Sáhara Occidental, para alzar la voz de nuestra madre África, África, que lleva siglos sangrando y padeciendo las secuelas de una mala colonización, empezando por la creación de unas fronteras imaginarias que han separado, no solo a regiones naturales, sino, también a familias para finalizar con una desgarradora descolonización

El tema no es la colonización de África, su descolonización o, mucho menos, las fronteras. Sin embargo hay que destacar que el tema que tocaremos es una de las consecuencias de tal hecho.

Sin embargo, si nos detenemos a mirar estos procesos acaecidos siglos atrás, que, independientemente de las numerosas luchas que han llevado estos pueblos para poder independizarse como estados, y que ha dejado tras de sí tantísimas muertes y abandonos, ya no solo de familias, o incluso pueblos, sino de estados enteros, como es el caso del Sáhara, podemos advertir ciertos resquicios negativos culturales tales como la discriminación entre los propios pueblos africanos, fruto del clasismo colonial: personas que, según su color de piel más oscuro o menos, se enfrentan a mayores o menores prejuicios en Sudáfrica, es un claro ejemplo de ésto, a pesar de la superación del apartheid.

LOS REFUGIADOS:

De acuerdo con la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, un refugiado es una persona que "debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores no quiera regresar a él". ACNUR

En África, como en el resto del mundo hay diferentes tipos de refugiados entre los cuales encontramos a grupos que no están reflejados en la Convención de Ginebra, ya que hay situaciones en las que se ven obligados a salir de sus hogares a causa de desastres ambientales o intereses económicos.

Podemos encontrar además, todo tipo de refugiados: refugiados de guerras, de opiniones políticas, por motivos religiosos y étnicos, etc.

Según la ACNUR hay más de 10 millones de afectados en 2009, si le sumamos un aumento considerable en estos últimos 3 años a causa: de la guerra y separación de Sudán, la guerra en Libia y otros conflictos políticos que llevan décadas sin resolverse por falta de un compromiso y voluntad por parte de las Naciones Unidas,  como es el caso en el Sáhara Occidental.

Sin embargo, ser refugiado no es un sinónimo de África nada más, sino en todo el mundo, y para concretar haremos hincapié en los refugiados en Europa, destino de muchos que huyen del horror , en busca de un lugar en el cual olvidarse de las pesadillas y buscar una vida mejor atravesando muchos obstáculos para alcanzar el paraíso de la  “Liberté, légalité, fraternité”.

Una vez en el paraíso, aparecen los demonios del infierno deteniendo, maltratando y encarcelando a muchos indocumentados y refugiados. En muchas ocasiones les deniegan el asilo político y son repatriados a sus países, desconociendo el paradero final de muchos de ellos. Hecho que hace que países europeos sean cómplices, o peor aún, verdugos.

 A día de hoy hay miles de refugiados en los países europeos que sufren el maltrato, la injusticia y el desprecio por parte de las autoridades europeas, ya sea en centros de acogida o desconocidos en las calles viviendo en condiciones infrahumanas para ser Europa. No se puede tolerar una política que solo busca intereses, un refugiado por su naturaleza es rechazado y si tiene alguna particularidad o interés para ellos es legalizado y nacionalizado y ejemplo para ellos.

Y ejemplo de todoéesto ya nisiquiera es la repatriación en sí, sino la segregación dentro de la legalidad: personas con los papeles en regla y supuestamente aceptados como una ciudadano más en su país, se encuentra con diversos problemas en su vida diaria derivados de la misma legalidad: una persona con el certificado de residencia de un país no tiene los mismos derechos que una que tiene la nacionalidad, y esto se ve reflejado tanto en ayudas estudiantiles, como en una mayor exigencia de documentos a la hora de cumplimentar una solicitud o simplemente, a la hora de algo tan normal como buscar un trabajo. A esto hemos de añadirle ya no solo la parte legal, que de por sí es la más demostrable, sino el ambiente sutil de discriminación en la inserción a la sociedad: varios de los países europeos más adelantados y dueños de las leyes más avanzadas y progresistas en cuanto a la inmigración, acogen a personas extranjeras, o bien como refugiados, y por lo tanto se les aparta de la sociedad para aislarlos en el ámbito humanitario, o bien, si se tratan como inmigrantes en regla, se les restringe de forma tácita a empleos que los propios ciudadanos del país no quieren ejercer; campos tales como la hostelería. Sin embargo, como comentábamos, el propio país se expone como ejemplo de una política avanzada y humanitaria, haciendo que la conciencia de muchos quede tranquila pensando que se hace algo por personas procedentes de países menos favorecidos, cuando además han sido los países desarrollados los culpables.

Dada la situación económica actual, pedimos una acción más humana que defienda los derechos de todas las personas que han venido de lejos con la única ilusión de poder vivir en paz y disfrutar de la libertad que en sus territorios de origen les ha sido arrebatada, ya no apelando a la integridad humana, sino a la justicia que el mismo ser humano ha ideado, redactado y hecho de ella una legalidad.

Exigimos a las Naciones Unidas y a la Unión Europea velar por el cumplimiento con sus normas y eliminar todas las barreras que alimentan el odio y el choque de las civilizaciones, siendo el desprecio de los refugiados un factor, ya que esa es  la función por la que se creó.

Abderrahman Mohamed Sido (foto de archivo)

Del mismo modo exigimos que ayuden a resolver todos los conflictos para que haya armonía y un futuro mejor para todos los seres humanos que habitamos este mundo: pues la especie humana engloba a los ya 8000 millones de habitantes en el planeta, no solo a un 10 por ciento.


Por último, quiero hacer un reconocimiento a todas las personas y organizaciones que luchan día a día para que reine la igualdad y para que no haya ningún refugiado ni oprimido en el mundo, además de agradecer nuevamente a todos los organizadores de este magistral evento: ya no por el contenido y calidad de las ponencias, que también, pero sobretodo por el afán que ha promovido este evento y los que seguirán organizándose:  la lucha por los marginados en parte guiada por ese amor incondicional a África, sinónimo de la TIERRA. 


GIJÓN, ASTURIAS, 12/12/12
Abderrahman Mohamed Sidi
Ciudadano de la REPÚBLICA ÁRABE SAHARAUI DEMOCRÁTICA