jueves, 31 de mayo de 2012

Los argumentos de Marruecos para desconfiar de Ross


Han pasado pocos días desde que Marruecos retirase su confianza en el enviado especial de Ban Ki-Moon para el Sahara Occidental, Christiopher Ross. Consultadas varias fuentes diplomáticas marroquíes, todas usan las mismas respuestas para dar cabida a la decisión tomada por el gobierno marroquí. La ONU, aunque no lo demuestre, es contraria a la decisión tomada unilateralmente y sin previo aviso de Marruecos. 

Inicialmente, critican el hecho de que Ross haya decidido que la palabra y las reuniones informales sean el hilo conductor hacia una solución que se antoja imposible ante las antagónicas posiciones que reservan para sí Marruecos y la República Árabe Saharaui Democrática. Coinciden en calificar de “laberinto sin salida” esta decisión, admitiendo en ella su decisión de no acatar la resolución de Naciones Unidas que indica que el fin último debe ser un referéndum. 
Asienten en la diplomacia marroquí que el papel de Ross “era facilitar el diálogo para llegar a una solución justa”, pero también “realista”. Y añaden que, sin embargo, Ross ha actuado de forma “terca” al obsesionarse “por las reuniones informales que no tenían éxito”.
Tras alguna de ellas, Ross reconoció que la solución estaba harto lejos y que era imposible avanzar. Sin embargo, dicen, fue “incapaz de modificarlas para hacerlas eficaces”. Critican desde Rabat que “Ross pasase página al trabajo hecho por Van Walsum”, su predecesor, para añadir que “no hizo caso al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas al obviar que se había exhortado a las partes a considerar los progresos realizados desde 2007, como el plan de autonomía propuesto por Marruecos”.
Creen que es un error que no haya fecha para una ronda de negociaciones oficial y formal y no “estas citas informales que no iban a ningún lado”. En Marruecos se cree, o se dice, que “falta seriedad en la intención de solucionar el conflicto”. Sin embargo, el Reino ha sido incapaz de asumir muchas de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Los diplomáticos marroquíes disparan, con sentimiento “de dolor”, que se haya pisoteado “la confianza que se empezó a construir con el intercambio de visitas entre familias saharauis que viven a ambos lados” del muro construido por Marruecos y que divide el Sahara Occidental. Y no entienden como “en lugar de sacar provecho a este programa pedían que se ampliase el mandato de la ONU en el Sahara Occidental”. Se refieren en este punto a las aseveraciones hechas por Ross en las que reconocía que era mejor para la solución velar por los Derechos Humanos en el territorio saharaui, hecho que según todas las organizaciones internacionales, periodistas, abogados, diferentes europarlamentarios y gobiernos occidentales es fundamental. Y finalmente, atacan a la gestión del Frente Polisario en Tinduf: “Ross presionaba a Marruecos e ignoraba, a la misma vez, como se está abusando de la población saharaui en los campamentos de Tinduf, que se rigen por una organización cuasiestalinista”.