El Ministerio de Exteriores español, ha dejado a centenares
de ciudadanos españoles abandonados en Tinduf. Se trata de personas,
originarias del Sahara Occidental, pero que después de residir varios años en
España, habían adquirido la nacionalidad española, por residencia o por origen.
Se trata, al fin y al cabo, de ciudadanos españoles de pleno derecho que,
incluso, habían participado en las últimas elecciones, votando, algunos de
ellos, según manifiestan, al propio Partido Popular.
La medida adoptada por el Gobierno de repatriar únicamente a
los españoles que no eran originariamente saharauis, deja, a los españoles
oriundos del Sahara, en una posición de ciudadanos de segunda clase. Los afectados,
alegan, que los secuestradores no se guían por el origen sino por el DNI que se
porta y, nosotros, portamos el DNI español
y la bandera española. Algunas mujeres insinúan que si no se les ha
repatriado a ellas y a sus maridos, al menos, podían haber repatriado a sus
hijos, españoles y nacidos en España. Y, además, preguntan si en caso de
secuestro, el Estado, al que habían jurado lealtad y fidelidad, vendría a
rescatarlos, ya que los ha dejado a los pies de los caballos de un posible
secuestro.
Sin embargo, la gran mayoría de las decenas de españoles
que, ahora mismo, podrían estar en los Campamentos de Refugiados, no cree que
la medida obedezca a razones de seguridad. Estiman, por el contrario, que la
medida de Margallo no es más que un intento por asfixiar al pueblo saharaui y
manchar su imagen para, así, reducir al mínimo la ayuda humanitaria y, de esta
manera, cercenar toda posibilidad de que el pueblo saharaui pueda acceder a su
autodeterminación.
Otros, los más mayores, citan el caso de los argelinos que habían
combatido por la bandera francesa, en la II Guerra Mundial y en Indochina, pero que, toda vez acabadas esas guerras,
habían vuelto a sus aldeas, en Argelia, y ahí mismo habían sido masacrados por
el mismo ejército al que tanto habían servido.
Por su parte, el Gobierno saharaui, superado por la presión
del potente lobby de los saharauis nacionalizados españoles, no ha tenido más
remedio que asegurarles su plena disposición, para ayudarles en las decisiones
que finalmente adopten. De paso, para tranquilizarlos, les ha explicado que
nadie mejor que ellos mismos, puede juzgar la seguridad que se respira en los
Campamentos. Les ha recordado, además, que países tan grandes como EE.UU,
Rusia, China, Gran Bretaña o Francia, también, habían sufrido los zarpazos del
terrorismo, sin que por ello se produzca estampida alguna de los extranjeros
que se encontraban en esos países. Y que la medida adoptada por el Gobierno
español encuentra mejor explicación desde la óptica del conflicto con Marruecos
que desde la óptica de las medidas de seguridad. Finalmente, un responsable del
gobierno saharaui, les ha dicho que, en estos mismos instantes, se encuentran trabajando
en los Campamentos de Refugiados, más de veinte personas de distintas nacionalidades
y ha citado el ejemplo de los trabajadores del ACNR, del Programa Mundial de
Alimentación, a los turcos que trabajan en una ONG, un grupo de tres católico-
protestantes de EE.UU y otros ciudadanos de Suecia, Noruega, Sudáfrica,
Australia y de otros países.
Haddamin Moulud
Said.