Jadiyetu El Mohtar
Responsable de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis en España
Son muchos años y las cartas que enviamos a los Reyes Magos siguen sin traernos regalos, sólo carbón. Cuando éramos niños nos contaban que si nos portábamos bien los Reyes nos traerían regalos y aquello nos hacía agudizar el ingenio para que nuestras travesuras pronto fueran olvidadas y no se anotaran en los libros de Sus Majestades. Me llamo Sahara y al igual que mis amigos, Hurriya, El Batal, Zora, Nidal… le he escrito cartas a los Reyes Magos desde hace muchos años y nunca me han traído el regalo que les he pedido, ni a mis amigos tampoco.
Recuerdo que mi madre se enfadaba y me decía: no sigas soñando, los reyes no dan regalos, te los tienes que ganar. Muchas veces nos juntamos mis amigos y yo y nos preguntamos si es que nos estamos portando mal. Mi madre, como muchas madres que han tenido que educarnos en campamentos de refugiados, tenían que buscar motivos para mantener la esperanza y la ilusión vivas en sus hijos e hijas porque los niños y niñas saharauis convivimos entre mayores y en un ambiente casi bélico y hemos oído muchas veces que los Reyes son malos, que ellos eran los causantes de nuestros males, que ellos eran los culpables de que nuestros padres estuvieran en el frente y que ellas fueran las que se encargasen de hacer de padres y madres a la vez.
Siempre les oíamos decir que el Rey tal o cual… no me acuerdo bien, pero casi todos los reyes que nombraban llevan un número al final de su nombre… en fin, que no nos portamos mal, lo que pasa es que los Reyes no quieren hacernos caso y son ya muchos años y miles y miles de cartas escritas… ¿Sabes qué les pido en mis cartas a los Reyes Magos? La libertad para mi pueblo y, un soplo de aire muy grande, tan grande como las tormentas del desierto para que arrase el Muro que divide mi país y las familias saharauis. Ese Muro al que mi madre me prohíbe acercarme cuando vamos a ver a los familiares que viven en las zonas liberadas en busca de pastos para sus rebaños. Mi amiga Muna y mi amigo Mahfud Ali perdieron dedos de sus manos cuando tocaron una mina de estas que dice mi madre… Yo estuve con Muna cuando contó su historia a unos españoles de una organización que nos explicó el peligro de las minas y nos dijo que no debemos tocarlas ni jugar con ellas cuando el viento las deja al descubierto, porque pueden matarnos como le ha pasado a algunos niños y también a personas mayores. Los mayores no juegan con ellas, las pisan sin fijarse y por eso mis amigos y yo cuando jugamos en las dunas siempre tenemos miedo de pisar alguna.
Ahora ya no soy tan pequeña pero sigo enviando cartas a Sus Majestades los Reyes Magos y también haciendo caso a mi madre, esforzándome más para ganarme mi regalo y, por ello voy a seguir luchando para que este año 2014 los Reyes Magos traigan la libertad! para mí, Sahara.
*Nota: Los nombres: de los amigos son nombres que han sido muy utilizados en los primeros años del conflicto y fragor de la guerra por su significado: Hurriya (libertad), El Batal (valiente), Zora (revolución), Nidal (lucha)
Fuente: http://blogs.publico.es