Hach Ahmed
Ministro de la República Saharaui para las Relaciones con América Latina.
Leí que había 200.000 saharauis en calidad de refugiados.
Luego de la invasión de nuestro territorio por parte de Marruecos se produjo un éxodo masivo de la población. A consecuencia de ello se han instalado, en la frontera con Argelia, unos 200.000 refugiados que viven en condiciones muy difíciles, en uno de los desiertos más inhóspitos del mundo…
El Sahara.
Que es muy extenso, va prácticamente del Atlántico hasta el Nilo. Nosotros estamos en medio de un proceso de liberación que empezó en los setentas del siglo pasado. Después de haber expulsado al colonialismo español, ahora enfrentamos el colonialismo de Marruecos. A partir de 1991 la batalla se apaciguó con la intervención de la ONU a través de un plan de paz cuyo principal artesano fue un peruano, Javier Pérez de Cuéllar. La ONU se ha instalado en el territorio, ha conseguido mantener el alto al fuego, pero el resto de la operación se ha estancado.
¿Tienen resoluciones favorables de la ONU?
Varias. El problema es que no se cumplen. La ONU no ha podido emprender acciones punitivas para que se ejecuten. El plan de paz proponía la celebración de un referéndum en el que la población saharaui tenga la opción de votar por la integración con Marruecos o por su independencia.
No hay mucho interés mundial por la causa saharaui.
Efectivamente, no hay mucho interés. No es el típico caso en el que una superpotencia se ve implicada para defender pozos de petróleo o inversiones. Esa es la causa del drama del pueblo saharaui, que tiene la razón de su parte, pero no cuenta con los factores que alientan la alianza con una superpotencia. Si tuviéramos la misma capacidad de atracción que tuvo Kuwait, esto ya se habría resuelto en los primeros días. No existe organismo regional, continental, que no haya adoptado resoluciones condenando la ocupación marroquí.
¿Cómo es la vida diaria de un saharaui?
Un saharaui tiene varias facetas, pero el principal rasgo que lo caracteriza es la tragedia, el drama. Gran parte de los saharauis viven bajo estado de sitio, con una ocupación militar en toda regla, con una violación sistemática de sus derechos humanos, sin contar a los cientos de desaparecidos, perseguidos y encarcelados. Siempre en las peores tragedias puede haber algún espacio para la risa, pero es una risa forzada. Imagínese a una población que vive permanentemente en exilio, separada por una muralla…
¿De qué extensión?
2.500 kilómetros y sembrada de minas. Hay familias que llevan 40 años sin verse. Esto ha provocado un trauma descomunal. Un programa de medidas de confianza incluía el desplazamiento de familias de un lado a otro en aviones de la ONU, pero apenas se ha podido desplazar a 10.000 personas en 10 años. Esa muralla es una humillación para la humanidad.
¿De qué tamaño es la población saharaui?
Una vez resuelto el conflicto y reunidos todos, seríamos un millón de personas. En su origen, la saharaui es una población nómada y la vida nómada implica maneras de vivir, incluso sobrevivir, en ese hábitat duro, pero que es nuestro hábitat. Somos un pueblo nómada que quiere recuperar su país. Es nuestra tierra, hemos derramado nuestra sangre por ella.
¿Podrían aparecer propuestas de islamismo radical en el Sahara Occidental?
No, no. La lucha de los saharauis es una por la supervivencia. En eso nos concentramos. Además, nuestro concepto del Islam es mucho más tolerante. Hay países en donde obligan a que una niña violada se case con su violador. Esto no ocurre en el Sahara Occidental. Es algo reprobable, que no cabe en la cultura saharaui.
¿Las mujeres disfrutan de las mismas prerrogativas que los hombres?
En el gobierno, uno democrático y parlamentario, con elecciones periódicas, tenemos cuatro mujeres en el gabinete. Aparte, el 30% del Parlamento son mujeres. No tenemos ningún complejo en comparación con el mundo árabe. Las mujeres son un elemento activo en nuestra sociedad. No las obligamos a llevar burkas ni velos. Nuestro concepto del Islam no depende de líderes religiosos.
Perú tenía relaciones diplomáticas con el Sahara Occidental, sin embargo se suspendieron durante el gobierno de Alberto Fujimori.
Fue algo sin precedentes. Nunca recibimos ninguna explicación. Nos comunicaron la decisión en un papel que ni siquiera llevaba firma.
¿Hay posibilidades de restablecer las relaciones?
Hemos recibido promesas de todos los presidentes que han pasado por Palacio después de Fujimori. Hay un compromiso firme, que creemos sigue siendo firme, del presidente Humala, que queremos desempolvar y hacer realidad.
La ficha
Tengo 53 años. He sido ministro de Cooperación y ahora soy el ministro designado para América Latina de la República Saharaui. Estudié Historia en el País Vasco, en España. Estoy actualmente en una gira por varios países de América Latina para profundizar las relaciones de mi pueblo con la región.
Fuente: http://www.larepublica.pe