sábado, 26 de mayo de 2012

Kaziza Lafkir: torturas y resistencia en el Sáhara ocupado


Kaziza Lafkir: torturas y resistencia en el Sáhara ocupadoTestimonio del joven ex preso político saharaui del campamento de Gdeim Izik y poema del chileno Aquiles Córdova.
Kaziza Lafkir es un saharaui que nació en el año 1990. Sus escasos 22 años, sin embargo, no equivalen a los de cualquier joven europeo. En su aún corta vida ha sufrido ya los rigores de la cárcel y las torturas con las que la monarquía alauita trata de doblegar, sin éxito, las ansias de libertad de su pueblo.
Lafkir comenzó su activismo político en 2005, cuando  cuando todavía estudiaba en el colegio, reclamando el derecho a la autodeterminación del Sáhara durante las manifestaciones de la Intifada pacífica que comenzó aquel año. Estas manifestaciones fueron  brutalmente reprimidas por la policía, que ocasionó numerosas víctimas. 
Kaziza Lafkir  fue expulsado del instituto por sus actividades y finalmente se le negó el derecho a proseguir sus estudios, al impedírsele matricularse en cualquier otro instituto de la ciudad. Lafkir continuó dedicado hasta la organización del campamento de Gdeim Izik, y formó parte del primer grupo que instaló las jaimas en el mismo. 
Según sus propias palabras “en el campamento vivíamos de una manera digna, sólo hablábamos hasania, no había marroquíes, respirábamos la completa libertad y estábamos muy felices”.  El 8 de noviembre de 2010 comenzó el asalto marroquí contra el campamento, Kaziza volvía de su trabajo en el campamento. Sobre las 6 de la mañana comenzó el asalto. Les atacaron con helicópteros, militares armados, cisternas de agua a presión, coches….
"Había gran confusión, mujeres y niños gritando y corriendo, con los militares pegando a todo el mundo"  - relata Kaziza Lafkir. El joven activista cuenta también como vio camiones y coches pasar por encima de las jaimas sin poder averiguar si había personas dentro.
Él se encontraba en el control, a la entrada del campamento y fue rodeado por militares en todoterreno que le goleparon brutalmente. Casi inconsciente, Lafkir fue trasladado en un coche fuera del campamento. Con la culata de un Kalashnikov le golpearon en la clavícula brutalmente, hasta hacerle perder definitivamente el conocimiento.
Despertó en la cárcel, en una celda donde había más de 40 personas. Durante el encierro  - relata el joven -  les atacaron con perros, les orinaron y escupieron, les desnudaron... Los presos dormían en el suelo, les echaban agua fría, en la comida les metían cristales triturados y astillas, la comida era escasa y les daban pan de varios días atrás. Les pegaban todos los que entraban en la celda, incluidos los médicos que iban a controlar su estado de salud. Kaziza se encontraba tan mal que le concedieron la libertad provisional.
Cuando llegó a su casa la encontró asediada por los militares. Necesitaba atención médica, pero cuando fue al hospital se encontró con que se había dado orden al médico de que no le operara, si no que le amputaran el brazo. Volvió a su casa y su familia le aplicó tratamientos de medicina verde tradicional, hemera y grasas. El hueso finalmente soldó mal, quedando su brazo derecho inutilizado y paralizado.
Durante una manifestación con motivo de la liberación del defensor saharaui de derechos humanos Luali Ameidan entró en un instituto y cambió la bandera marroquí por la de la RASD. Le detuvieron de madrugada en su casa. Cuando le llevaron a comisaría un policía le preguntó que qué podían darle para que dejara sus actividades. Kaziza respondió que él “sólo quería que el pueblo saharaui ejerciera su derecho a la autodeterminación”. Entraron siete policías, le desnudaron, le pegaron y torturaron y le volvieron a romper el brazo. Lo liberaron tras veinte días y pusieron dos coches de policía en la puerta de su casa era hostigada e interrogada. La casa de su familia es vigilada constantemente.
"El drama del pueblo saharaui o
una breve historia de la Infamia"
Allende el Océano Atlántico,
allí donde se vive el siroco,
donde la vista y los sentidos
se pierden en un mar de arena,
hay un pueblo que vive,
hay un pueblo que lucha:
es el pueblo saharaui,
¡el único pueblo árabe
que habla castellano!
¡Y ahí la infamia se ha enseñoreado!

Hace 36 años cuando culminaba
el proceso de independencia de España,
Franco y sus herederos
le "regalaron" el territorio saharaui a
Marruecos y Mauritania.
El pueblo saharaui se organizó
y resistió, luchó denodadamente,
Mauritania se retiró y
la patria saharaui fue invadida,
por otro pueblo árabe: los marroquíes,
gobernados por la monarquía
mas infame que se tenga memoria.
Los saharauis fueron expulsados
de su territorio,
de su patria,
les robaron y les siguen robando
sus riquezas:
fosfatos, recursos pesqueros;
les robaron y les siguen robando
sus sueños y su leche de camello.
Marruecos se adueñó
de la mayor parte del territorio saharaui,
e impuso su ejército infame
y su policía infame.
  
Y cuando los saharauis iban en retirada,
mujeres, ancianos y niños,
fueron bombardeados con napalm
y fósforo blanco.
Tifariti es uno de aquellos nombres,
donde la arena se revolvió con la infamia,
donde genocidio
quedó escrito con letras de fuego.
Muchos miles de personas
lograron llegar a Tinduf, en Argelia,
donde establecieron
campamentos de refugiados.
Hay cuatro de ellos,
los cuales tienen los nombres
de las principales ciudades,
como El Aiaun y Smara.
Y su poesía es contra la infamia!
Pero el pueblo saharauí
siguió luchando,
siguió resistiendo,
la RASD ejerce su soberanía
en la parte interior
del Desierto de Sahara,
donde autodeterminación,
se conjuga con educación,
¡Y se toma con el té!
¡Y bien caliente!
Y su existencia es un desafío
a la infamia!
  
Y el pueblo saharaui
siguió luchando,
encabezado por el Frente Polisario,
Muchos de sus integrantes,
hombres y mujeres,
han muerto o
han quedado heridos,
o han sido hechos prisioneros.
Hasta que se logró vía ONU,
en 1993, que se convocara
a un referendum,
para definir la situación
del Sahara Occidental,
¡Para eso se pactó la paz!
Han pasado casi 20 años,
y el referendum no se ha realizado.
¿Cómo lo podríamos llamar?
¡El referendum de la Infamia!
Marruecos instaló un muro,
que es conocido,
como el Muro de la Verguenza,
aunque se le podría llamar,
más bien,
el Muro de la Infamia:
3.200 Kms. de alambradas,
de nidos de ametralladoras,
de minas antipersonales,
de fortalezas amuralladas,
para impedir a sus legítimos dueños
acceder a su patria.
  
En los territorios ocupados,
se ha impuesto un régimen de terror,
¡la Infamia campea sin contrapeso!
dónde la tortura,
es pan de cada día,
la represión mas brutal
se ejerce contra
la población saharaui.
Muchachas desfloradas
con bastones policiales,
"...les atacaron con perros,
les orinaron y escupieron,
les desnudaron..."
La represión fue tan criminal
que más de alguno no resistió,
y partió
con una convicción profunda
y con el corazón alegre
(como su música)
¡Cómo sonreía
la infamia
desde un rincón!
En el asalto a Gdeim Izik,
campamento saharaui
en El Aiaun,
en Noviembre de 2010.
Pasaban los camiones
por encima de las jaimas,
sin importar si había
personas adentro.
Incontables víctimas,
desaparecidos,
heridos
¡El terror y la infamia
se vistieron de lujo!
  
Y entretanto,
la CEE aprovecha en forma infame
los recursos pesqueros saharauis,
y si no pregúntele a
más de alguna infame empresa española
Y Chile
(país que no ha reconocido la RASD)
Importa los infames
superfosfatos triples,
hechos con fosfato saharauis,
que explotan entre otras,
infames empresas noruegas.
Y la infame ONU
(aquella que habla del principio
de autodeterminación de los pueblos)
y el infame mundo entero,
encabezados
por el responsable de la Infamia:
el rey de Marruecos,
observan displicentemente,
o hacen la vista gorda,
mientras una niña poeta saharaui dice:
"Hay que mirar,
no con los ojos de la cara,
sino con los ojos del corazón".
Y desde las Islas Canarias,
desde Fuerteventura
y otros lugares insulares,
muchos ojos al atardecer
se vuelven hacia la patria africana,
la doliente,
la querida,
la arenosa,
tratan de identificar la línea
de la costa,
y su canto es alegre,
(entonado con leche de camello)
y su poesía es alegre,
con el convencimiento
que la dignidad de un pueblo
(nacida en la lucha)
derrotará a la Infamia.
ACS, 31/3/2012, Sincelejo, Sucre, Colombia.